En las últimas semanas asistimos a un intenso debate sobre el proyecto de ley de servicios de comunicación audiovisuales presentado ante el congreso por el ejecutivo. Como era de esperar y es de publico conocimiento, los grandes multimedios han puesto el pecho a las balas, y están defendiendo férreamente su derecho a enriquecerse. Hoy el tema esta siento tratado en el Congreso, y se votará para decidir sobre la media sanción.
Entre los argumentos que mas escuchamos están por ejemplo, que esta nueva ley coarta la libertad de expresión, que es una ley para controlar a los medios, que responde a intereses netamente oficialistas, que esta traída de los pelos y presurosamente, etc. Sin embargo se hace bastante dificultoso encontrar las vetas positivas (que son muchas) en los canales de noticias, programas periodísticos y similares.
Entonces vale preguntarse si esto es casual. Si es posible que todos los medios estén contra una ley y dediquen gran parte de su programación a cuestionarla sin argumentar las críticas, y desde una constante postura de ataque y oposición por oposición.
Hace unos años, cuando todavía estaba en el secundario, leímos un texto que María Cristina Mata había escrito en la revista de
Vemos a los grandes multimedios planteando que esta ley va a implicar una limitación a la libertad de expresión. Entonces es muy importante definir de qué hablamos cuando decimos “la libertad de expresión” porque no es cosa de llenarse la boca hablando de cosas a las que no podemos explicar. El Pacto San José de Costa Rica, para nosotros con jerarquía constitucional, en su artículo 13 dispone:
“Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección.
2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura (…)”
Desglosándolo para su entendimiento plantea que TODOS tenemos DERECHO a PENSAR Y EXPRESARNOS LIBREMENTE y a BUSCAR, RECIBIR Y DIFUNDIR informaciones e ideas sin limites de FRONTAREAS Y POR CUALQUIER MEDIO, SIN CENSURA PREVIA. Si lo pensamos un segundo, lo que dice es que todas las personas tienen derecho a pensar lo que quieran y a expresar lo que piensan por cualquier medio. Pero esto se contradice con algo de mucho peso en el mundo, que es la libertad de empresa. Y es que para expresarse en cualquier medio hay una condición. Y es que los medios responden a sus dueños, y se convierten en un producto, que debe ser vendido, y esas ventas deben favorecer a ese dueño, entonces si eso que nosotros queremos decir, porque lo pensamos, y teniendo el derecho de hacerlo por cualquier medio, no siempre podrá ser expresado en cualquier medio, como lo dice la ley. Y el gran problema en este caso, es que en nuestro país, más del 70% de los medios de comunicación están en manos de las mismas personas, por ende, respondiendo a los mismos intereses, y eso, lejos de ser un canal de libre expresión, nos limita a esa univocidad de la que hablaba Mata.
Fuera de esa dimensión mediática que tenemos hoy en día, quedan todas las provincias, que viven informadas de lo que sucede en la capital federal, pero haciendo esfuerzos por informarse de lo que pasa tan cerca en sus ciudades. Todas las universidades que continuamente tienen cosas que decir, intelectuales trabajando sobre cosas importantísimas, que no suelen ser coincidentes con la visión de los grandes monopolios mediáticos y que no encuentran allí la forma de devolver a la sociedad el beneficio que esta nos da, sustentando a estas instituciones. Quedan fuera todas las organizaciones barriales, ONG, escuelas, comedores, etc., que tienen múltiples visiones del mundo, llenas de riquezas que tantos desconocemos.
En pos de todos los sectores que han quedado fuera de los medios, surge este proyecto, que viene siendo elaborado por intelectuales y profesionales de la comunicación desde hace años. Muchísimo tiempo dedicado a pensar como debe ser una ley democrática y justa para todos. Horas, días, años pensando, para ahora escuchar por todos lados que esta es una ley apresurada, sacada a tirones, como un manotazo de ahogados. El esfuerzo de todos los que durante años se han preocupado, mientras otros se enriquecían, tirado a la basura en un segundo con un zócalo de televisión.
Es importante pensar estas cuestiones, y plantearse una cuestión básica, a mi criterio. La ley puede ser cuestionada y criticada en algunos artículos, como sucedió con el ingreso de las telefónicas, que quedó descartado, pero lo importante es que se vote, que salga ahora, y luego en todo caso, hacer las modificaciones necesarias. Sino nunca saldrá la ley de la democracia. No seamos ilusos de esperar que figuras como las que asumirán en diciembre, que ganaron en las urnas por el trabajo sucio de los grupos económicos, prometiendo planes que aun no conocemos, y amenazando con mano dura, luchen junto al pueblo en pos de una ley para todos.